domingo, 6 de marzo de 2011

Nada guardo para este despertar






Nada guardo para este despertar.
La noche tiene sus andenes y sus muelles de arena
donde se guarece la sombra y se perfila el miedo.
Podría volver a ser otro más en la isla,
recorrer las calles de Palermo por ejemplo
y anidar entre sus mujeres de acero
porque sólo ellas saben dibujar el escorzo de la oración.
No hay amor en el calor del dinero,
tan sólo mirar a la oscuridad y ver entre los astros
la luminosidad de los silencios,
aunque en el puerto, el pantalán de hormigón
tenga escrito a fuego negro
los versos de una pasión quimérica:
tre metri sopra il cielo,
la canción que me hace siempre sonreír.




2 comentarios:

Rafael Caunedo dijo...

...muy chulo... y buen gusto con la música...

Anabel dijo...

Hummmmm, delicioso.

Anabel