En la caseta de Eclipsados (Todas las mentiras que te debo)
En la caseta de Olifante (Babel en las manos)
Y si he sido insensible espero que no me lo tengas en cuenta. Y si he sido un falso espero que sepas que nunca lo fui para ti. Leonard Cohen
Puede que el día de hoy
tenga a la soledad como habitante único de mis palabras.
He cerrado todo contacto con el exterior.
Sólo escucho jazz y de vez en cuando me tomo una cerveza.
La casa es grande y se remueve con la luz de la tarde,
enciendo las cuatro lámparas según van llegando las sombras
y me vuelvo a fumar otro cigarrillo,
Chester sin filtro, los que fumaba antes.
No es aconsejable volver a los vicios,
pero si vuelves es mejor recuperar las buenas costumbres.
Desgrana su trompeta Miles,
estoy enganchado subiendo a ese ascensor para el patíbulo…
camino con él dentro de una película francesa,
en la que París sale en todos los encuadres
como si fuera tu sala de estar,
eso sí, en blanco y negro, con el silencio y las miradas perdidas
como interpretes estelares y de lujo.
Me asalta una duda razonable cuando cierro la puerta
y bajo los cuatro pisos que me separan de la calle.
Cada peldaño es un posible adiós,
una nueva esquina donde no existes
y tu silencio es un remolino lejano de tiempo.
Te amo pero es igual que sea verdad o no.
Todo lo que esconde la calle trae las mentiras,
las tuyas, las mías, las nuestras,
envueltas en papel de celofán azulado
como el regalo perfecto que te debo por tu cumpleaños
- un viaje, un vestido, un perfume,
tal vez una opera de Verdi en el Real...-
Aunque ahora que lo pienso y aunque me duela,
lo mejor es que deje de llevarte en mi cabeza,
dando tumbos y entregada a mis flaquezas,
cuando nunca sé si mi vuelta está cercana.
Ya puse este poema pero me ha gustado la foto...esas escaleras...
gracias a Rafael Luna
Sube al Corvette negro del 64
y crucemos bajo la noche la larga avenida del verano,
tenemos el poder de hacer de este día
a través del desierto un nuevo milagro.
Ven y deja que el tiempo sea secundario,
abrazados sobre el suelo veremos el cielo demoledor,
la caída intrascendente de otros mundos pequeños
iluminándonos desde tan lejos
como luciérnagas del Universo.
Bésame despacio, sí,
hazlo como saben tus labios demorarse en mí
y rebuscar entre lo oscuro,
en lo denso, allí donde se acumulan los murmullos
y son derribados todos los silencios.
Bésame ahora, cuando todavía me duele.
Cada vez va ser más difícil olvidarte.
Presentación del libro
Todas las mentiras que te debo, de Fernando Sarría
(Madrid. Los Diablos Azules. Viernes 6 de Mayo de 2011)
José Luis Alegre Cudós, en su libro Ridícula prosaica, rítmica verborrea, escribe: “Un poeta no nace de la nada”. Gran verdad.
Y mucho antes Jean Genet había afirmado que “el niño es el padre del hombre”.
Todo poeta que lo es, todo poeta definitivo, nace de algo o alguien que conmocionó los cimientos de su infancia. Es el caso de Fernando.
Fernando Sarría, pese a ser poeta –y pese a un conocidísimo verso de Fernando Pessoa- no es un fingidor.
Fernando es un motor de amor.
Otros son los que enamoran, Fernando es el que se enamora: de la vida, de las personas, y también del amor.
Fernando es, sobre todo, una misteriosa máquina espiritual de escribir poesía.
Pocos poetas como él tienen tanto entusiasmo, es decir, tanta inspiración; tanta voluntad de ser, de ser poeta.
Fernando ha escrito un magnífico libro de poesía figurativa, existencial, meditativa, testimonial, con un coloquialismo narrativo, expresionista, mágico; y una empatía con el lector, a quien hace cómplice de todas sus vivencias.
Fernando es el Azorín de la poesía actual. Cada poema suyo es un mundo, porque cada verso que lo conforma es un microcosmos sencillo y transparente como una perla de agua, como una gota de luz. Ejs.: “un botón desprendido de la camisa más querida”, “Pasa una sombra en bicicleta”, “el humo reblandeciendo las distancias”.
Tenía razón quien hablando de Leonard Cohen
dijo que sus palabras eran de alquitrán,
aunque no nombrase para nada el límite de los silencios de su voz,
los que desbordan incesantes entre el resto oscuro de la noche.
Escucho. Me estremezco. Te pienso,
quiero estar de nuevo en esa habitación
a donde tantas veces me llevas,
aunque no sea el Chelsea Hotel
ni tu pelo deslumbre por ser crepuscular.
Me queda de tu calor la humedad pendiente,
un naufragio entre los dos
si nos despojamos de toda trascendencia.
Arde la tarde y es certera la línea cóncava de la flecha,
roja y dolorosa, se diluye entre los puntos cardinales.
La soledad es lo último que me espera,
quizás esas canciones traigan algo de luz
o me hagan, sencillamente, volver a dibujarte
en el vaho de los cristales,
en los que siempre dejas tus labios rojos.
Nada guardo para este despertar.
La noche tiene sus andenes y sus muelles de arena
donde se guarece la sombra y se perfila el miedo.
Podría volver a ser otro más en la isla,
recorrer las calles de Palermo por ejemplo
y anidar entre sus mujeres de acero
porque sólo ellas saben dibujar el escorzo de la oración.
No hay amor en el calor del dinero,
tan sólo mirar a la oscuridad y ver entre los astros
la luminosidad de los silencios,
aunque en el puerto, el pantalán de hormigón
tenga escrito a fuego negro
los versos de una pasión quimérica:
tre metri sopra il cielo,
la canción que me hace siempre sonreír.
Mi amigo y gran fotografo J.A. Melendo filmo unos cuantos vídeos de la presentación del libro...Todas las mentiras que te debo.
Sube al Corvette negro del 64
y crucemos bajo la noche la larga avenida del verano,
tenemos el poder de hacer de este día
a través del desierto un nuevo milagro.
Ven y deja que el tiempo sea secundario,
abrazados sobre el suelo veremos el cielo demoledor,
la caída intrascendente de otros mundos pequeños
iluminándonos desde tan lejos
como luciérnagas del Universo.
Bésame despacio, sí,
hazlo como saben tus labios demorarse en mí
y rebuscar entre lo oscuro,
en lo denso, allí donde se acumulan los murmullos
y son derribados todos los silencios.
Bésame ahora, cuando todavía me duele.
Cada vez va ser más difícil olvidarte.
Se acerca el 19...
19.30 Fnac Zaragoza
Todas las mentiras que te debo a punto de llegar a tus manos....